Monday, December 5, 2016

Fe y mito en el peronismo




En el peronismo hay fe o hay mito. Son dos formas de creer, pero bien distintas.

Quien cree en un mito no duda, tiene certezas. Sabe, y por eso se siente más cómodo. El mito es dogma, y como todo dogma requiere para sostenerse un poder de policía simbólica (y no tanto), que en nuestro movimiento nacional conocemos como el macartismo.

Lxs que fuimos llegando al peronismo al calor del gobierno de Néstor y de Cristina, incorporamos como parte de nuestra "formación" política, algunas otras verdades peronistas, además de las veinte de siempre. Mitos ineludibles, contundentes, picarones.

Un mito peronista es un dato de la realidad (que es la única verdad). Es una máxima incólumne que no puede ser refutada, y que su sola alocución mata cualquier argumento. Esgrima un mito peronista si quiere chicanear con altura. El principal de ellos... el peronismo como verdad permanente de la historia argentina. Luego vienen los corolarios: la unidad del movimiento, la columna vertebral, el pueblo peronista, no hay manera de perder si vamos todos juntos, siempre estamos volviendo, los mariscales de la derrota, el que gana conduce el que pierde acompaña, etc. etc. etc.

Curiosamente, ninguno de estos mitos que conforman una serie de creencias de orden dogmático religioso, fueron formulados por el General Perón, referente máximo de la infalibilidad peronista. ¿De dónde vienen? ¿Por qué creemos en ellos? ¿Qué certezas nos confiere un peronismo que "unido" nos trajo a Menem y a Cavallo?

Lxs jóvenes trabajadorxs que marchaban pidiendo la libertad de Perón en Octubre de 1945 no tenían ningún mito en que creer. Lxs pibxs que metían caños en el 56 tampoco. La juventud que fue a buscar a Perón a Ezeiza (las dos veces), saltó al vacío movida por una esperanza. No había garantías ni seguros.

Tengo la sensación de que muchxs de nosotrxs llegamos al peronismo movidos por una fe, pero terminamos comprando mitos. Porque son más cómodos, más sencillos. La hoja de ruta está marcada, y el futuro es cierto. Y también, hay que decirlo, porque las burocracias del movimiento venden mitos a diestra y siniestra. Te compran barato y te venden mito.

Habrá quienes en esta etapa asumirán como propia y reproducirán la cómoda mitología del peronismo, y habrá quienes seguiremos saltando al abismo del compromiso político movidos por una fe que no transmite certezas.

Bien lo dice Silvio: el que tenga una canción tendrá tormentas, el que tenga compañía soledad, el que siga buen camino tendrá sillas, peligrosas que lo inviten a parar. Pero vale la canción buena tormenta, y la compañía vale soledad. Siempre vale la agonía de la prisa, aunque se llene de sillas la verdad.





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