Sunday, April 6, 2014

David Moreira

La ola de linchamientos, procesada y mediatizada hasta el hartazgo, revela y se planta sobre la estructura de clases de nuestra sociedad y nuestro imaginario sobre ella. No todos somos David Moreira. No todos somos un pibe pobre de visera en una barriada de Rosario. No todos somos linchados, ni apretados por la cana, ni catalogados por nuestro color de piel o la zona de nuestro domicilio. No todos somos Luciano Arruga; no todos somos Kevin Molina; no todos somos Julio Lopez.

Trayvon Martin fue un pibito negro de 17 años asesinado por un "vigilante" armado en un barrio privado en la Florida en el año 2012. Las ley "Stand your ground" que rige en ese Estado permite que cualquier ciudadano "de a pie" se defienda a sí mismo utilizando fuerza letal, incluso si pudiera huir o evitar el riesgo que le significa otra persona. Parece que a Trayvon se le zarpaba la "portación de cara", y su asesino, George Zimmerman, luego de meses de juicio y a pesar de una importante conmoción nacional, salió libre. El pibito Trayvon, ni chorro era. La ligó por negro y por pobre nomás. Como Kevin, como Luciano... como David.

Ya los yanquis lograron regular y legalizar estas nuevas modalidades de violencia racista y clasista--decirle "justicia por mano propia" es un insulto. Sin duda, siempre existieron, pero hoy se potencian con la construcción social y sobretodo mediática de la "inseguridad". En Tigre ya tomaron nota; leen las encuestas y no son boludos. No sería descabellado que suspendan esa gilada de juntar firmas para redoblar la apuesta con una batería de propuestas legales para aumentar penas y proteger a aquellos que "defienden viejitas de que las roben".

"Linche y vuelven" leí por ahí. Quizás linchan porque saben que vuelven, porque huele a mano dura lo que se viene, mires por donde mires.

Al calor del neoliberalismo, y también durante nuestra década ganada, se ha caldeado una nueva regulación de la violencia social en las clases populares, y entre estas y las instituciones del Estado. El laburo que hicieron Javier Auyero y María Fernanda Berti es una zarpada inmersión en todo eso. Hablar de la "ruptura del pacto social" es una gansada liberal. Todos estos penalistas y giles de traje que en su vida pisaron un barrio y ahora dan cátedra de progresismo. ¿Quién ha visto un pacto social? ¿Dónde fue que firmé que no me acuerdo? ¡Déjenme de joder!

Nos costó (y nos cuesta) armar una línea política nacional-popular para discutir con y contra el sentido común de la clase media que parece que nos gana. Incluso el aparato comunicacional de Gvirtz derrapó por momentos y tuvo momentos punitivistas. Duro de Domar se tornó inmirable cuando fue Gerardo Romano. Casi que había consenso de "aumentar penas" y "terminar con la puerta giratoria". 

La Presidenta osa insistir: "la violencia se combate con inclusión". En esta no baja las banderas ni renuncia a sus convicciones (para Pagni que la mira por tevé). Hay que escucharla a ella. El programa "Recuperar Inclusión" se parece bastante al camino a seguir en términos de dar respuestas integrales a las nuevas formas de violencia social que viven los sectores populares. De cualquier modo, se sintió como una respuesta insuficiente. Hay que jugar más fuerte. No queda mucho tiempo, y los linchadores ya tienen sus candidatos. Son casi todos.


Monday, January 20, 2014

Juguemos en el bosque



1. La política tiene, sobretodo en su fase neoliberal, una dimensión corporativa.

2. El cristinismo y su dinámica de Unidos y Organizados significó, anque tibiamente, cierto desafío para la corporación política.

3. Los sectores políticos peronistas que se quejaban de su exclusión del armado kirchnerista demandaban integran de alguna forma, esa corporación política.

4. Esos tipos tienen votos propios. Son votos construidos al calor del kirchnerismo que rápidamente pueden conventirse en votos opositores. Véase el caso de Giustozzi, por ejemplo.

5. La política sin Cristina se normaliza. La "grieta" se cierra.

6. Al final son todos amigos. Lo de "Argen" y "Tina" era para la clase dirigente un mal necesario, un exceso discursivo de la época, al que había que adaptarse. Pero que se va, se va, y se fue. ¿Se fue?

7. Por mucho que sea bastardeado por propios y ajenos, quizás debamos con el tiempo reconocer cierta validez de la tesis de Ricardo Forster sobre la "anomalía" que significó el kirchnerismo en la política argentina.

8. El poskirchnerismo, ¿será normal?

9. En esta vuelta, sólo Cristina salvará a Cristina. Que vuelva pronto.


Friday, January 10, 2014

Lecturas veraniegas

http://www.eldiaonline.com/wp-content/uploads/2013/09/hebe-de-bonafini.jpg

Dice Marx en el 18 Brumario:

"[En las revoluciones burguesas] la resurrección de los muertos servía para enaltecer las nuevas batallas y no para caricaturizar las antiguas, servía para agigantar en la imaginación la misión proyectada y no para postergar la realidad de su cumplimiento, para hallar otra vez el espíritu revolucionario y no para pasear nuevamente ese fantasma...

La revolución social del siglo XIX no puede sacar su lírica del pasado, sino únicamente del futuro. No puede iniciar su tarea auténtica sino antes de deshacerse de toda adoración supersticiosa del pasado. Las revoluciones previas  necesitaban remontarse a los recuerdos de la historia universal para pasmarse con su propio contenido. La revolución del siglo XIX debe permitir que los muertos entierren a sus muertos, para concientizarse de su propio contenido. Allí, la frase desborda el contenido; aquí el contenido desborda la frase".

Los fantasmas del pasado nos convocan, siempre nos convocan. Hay muertos que aún, creemos, no estamos listos para enterrar, y ellos aún no han enterrado los suyos. Esos fantasmas nos interpelan, nos cuestionan, nos sacuden, nos encaran en una esquina con cara de no seas pelotudo y madurá. En otras palabras, disentimos con Carlitos en esta. Y sin embargo...

¿No hay una sensación de que nos falta horizonte político? La felicidad del pueblo y la grandeza de la patria es nuestro sur, pero como siempre, eso hay que llenarlo de contenido, o queda flotando en la nebulosa de las consignas vacías.

¿Es posible entusiasmarse con el futuro? ¿O ya nos sentimos de salida? ¿Tan rápido se evapora el triunfalismo del vamos por todo? ¿Ya tiramos la toalla?

Para seguir, creo, habrá que (re)construir una lírica del futuro y una intensidad del presente que no llegará desde ninguna usina comunicacional. Ni desde un blog. Vamoaporello.