Thursday, October 17, 2013

¿y si todo esto fue una primavera?


"Todo bajo el cielo está en caos total; la situación es excelente."
- Mao Tse Tung
Noviembre de 2010. En un acto por Mariano Ferreyra organizado en Plaza de Mayo por el PO (ya militaba en el kirchnerismo, pero sentí que tenía que ir) vi esta bandera.


En efecto, política hubo siempre, y pibes militando también. Incluso durante la dictadura militar, incluso en el alfonsinismo, incluso en el carnaval carioca del rífese todo del menemismo, siempre hubo pibes militando. Habría que pensar, entonces, las diferencias cuantitativas y cualitativas entre los momentos.

Lo cuantitativo, así a ojo, parece incremental. Después de el aniquilamiento de una generación militante (más bien dos o tres juntas), en los 80 se militaba poco, en los 90 se militó mucho más, y en esta década sumamos a lo loco. No sólo el kirchnerismo, claro. Todas las fuerzas políticas populares y/o de izquierda que supieron leer las formas de reconfiguración de la sociedad posconvertibilidad engrosaron sus filas . También habría que leer el crecimiento de la militancia en el PRO, por ejemplo, como una expresión de lo mismo. Tenemos una democracia más fuerte y más intensa. Bienvenido sea. Ahora a lo cualitativo.

¿Qué queremos decir cuando decimos que Néstor y Cristina nos devolvieron la política? Si ya había militancia, aunque mucha menos. Si ya había comedores, centros de estudiantes, comisiones internas, ¿qué fue lo que nos devolvieron? Ahí el cambio es conceptual. Nos avivamos que la militancia política puede plantearse objetivos y lograrlos. Que se puede salir del goce estético de la resistencia y apostar al caballo vencedor. En democracia, en el marco de la democracia liberal que heredamos, se puede torcerle el brazo al capitalismo salvaje. Quizás no del todo, quizás sólo temporalmente, se puede. Aprendimos que se puede ganar. Si hasta el Partido Obrero se presenta a elecciones, y se desviven por sacar uno o dos legisladores...

La muerte de Néstor fue, para nosotrxs, nuestro peor y nuestro mejor momento a la vez. A partir de ahí, tuvimos nuestra propia primavera política. Fue la "primavera kirchnerista". Inaugurada paradójicamente en el momento de mayor dolor, fue también el momento de mayor claridad política. Por eso la campaña presidencial fue tan sencilla. La fórmula era: CRISTINA = PUEBLO, ¿y quién podía discutirlo?

Una primavera política tiene, se me ocurren, dos componentes. El primero es la sensación de que todo es posible; eso que para nosotrxs fue la "profundización del modelo" de las discusiones del 2011 y que se sintetizó en las palabras vamos por todo. ¿Qué transformación no podíamos encarar? ¿Qué corporación podía frenarnos? Estábamos ganando la "batalla cultural". Incluso leímos con cierto placer a Beatriz Sarlo diciéndonos: "ustedes, el kirchnerismo, construyeron hegemonía". Y nos la creímos eh. Ese 54% era monumental, histórico, comparable únicamente con Yrigoyen, Perón, Cámpora, Alfonsín. La historia nos atravesaba.

Entonces acá va el segundo componente de toda primavera política: se acaban. Las primaveras pasan. Algunas duran 49 días, otras duran dos años, pero tarde o temprano llegan a su fin. Se van yendo, de a poco, hasta que un día no están más. Y te dejan un saldo y un compromiso.
No estoy seguro de que se haya acabado nuestra primavera. Después del 2009 entendimos que pedir la hora antes de tiempo es un grave error político. Pero por un segundo supongamos que sí. Hagamos el ejercicio.
¿Cuál es el saldo de nuestra primavera para la militancia? Fundamentalmente, creo que ya no somos lxs mismxs que éramos antes. Cambiamos: aprendimos a patear un barrio, leímos algunos libros, nos equivocamos, acertamos, nos peleamos, rompimos con un espacio, nos sumamos a otro, jugamos internas, operamos, nos operaron, hablamos de menos, hablamos de más, repartimos volantes, pintamos banderas, discutimos una y otra vez sobre el peronismo, nos ligamos alguna trompada, nos comimos el frío, la lluvia, las actividades que no convocan ni un sólo vecino, las que explotan. En fin, somos otras personas. Además somos un montón, y estamos organizadxs. Bien o mal, pero organizadxs.
El compromiso ahí está. Es hacerse cargo, ser fieles a nuestras convicciones, a aquello que vivimos en esta primavera que quizás se termine o quizás no. Las cosas ya no van a hacerse solas. Tendremos que desnaturalizar el "se sumó un compañero nuevo" o el "se abrió una nueva básica", para recordar que el poder popular lo construimos de a cachitos, y que la política es más que "bancar", que un cantito o una pintada de banderas.

En la vida hay que elegir, y después hacerse cargo. Elegimos la política, elegimos el peronismo, elegimos a Néstor y elegimos a Cristina. Ahora hay que hacerse cargo. Es cierto que muchxs de nosotrxs jamás nos imaginamos, allá por nuestra adolescencia, que íbamos a elegir todo esto. En esa época, creíamos en la utopía de Galeano, que está lejísimo en el horizonte, y no acá y ahora. Leíamos con nostalgia de los 70s, del Che, de otras primaveras pasadas. Jamás se nos ocurrió que tendríamos una propia. Y sin embargo la tuvimos, la tenemos.

Acá estamos. No nos vamos a ir si recién estamos llegando. Nuestro mayor enemigo hoy lo tenemos adentro y es el melancokirchnerismo (aparentemente el concepto ya ha sido acuñado). Sentir que todo ya fue, que estamos de salida. Sí, compañerxs, quizás se acaba la primavera, pero no se acaba la historia, ni la política, ni el kirchnerismo. Sino escuchen a Cristina hablando con Rial, explicándole que el kirchnerismo es más que dos personas, es una postura ideológica, una serie de conquistas, un movimiento histórico, un proyecto político que perdurará.

Yo entiendo a lxs melancos. Entiendo a lxs nostálgicxs del 2011, del 2009, del 2007, del 2004. El panorama está complejo. Sin re-re, con Massa sumando votos y voluntades conurbanas, con Scioli y la tirita naranja en la campaña de Insaurralde, el radicalismo posicionándose en el interior, las reservas que caen y los fondos buitres que acechan, la Corte lejos de darnos nuestro 7D, y este extraño período entre el 11A y el 27O que no sabemos bien como leer. Todo bajo el cielo está en caos total.

Sin embargo, aquí estamos, y lo vemos venir. Una primavera entera estuvimos, sin saberlo quizás, preparándonos para este momento. Y tenemos con qué. Aprendimos, nos curtimos, nos organizamos, construímos. Ahora nos toca salir a la cancha, en serio. La situación es excelente.



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